Por Jose Gregorio Torres

Hace unos días la municipalidad acordó, por unanimidad, realizar la acostumbrada sesión especial para celebrar el día del trabajador. En medio de las controversias del tema hoy en Venezuela pareciera que este tipo de reconocimientos pudiera crecer de seriedad y algo de sentimiento, pero cuando vamos a los análisis profundos de lo particular de este reconocimiento y homenaje, es cuando entendemos la profundidad del gesto que va más allá de un mero protocolo o un simple acto de demagogia y de populismo, con el cual  las principales autoridades de municipio se anotan un gesto de sentido humanista.

Y es que cuando para algunos significa más un reconocimiento material y económico, para otros menos favorecidos, un saludo un abrazo, un gesto de buen amigo, es suficiente para fortalecer el ánimo, para comenzar un buen día o simplemente para sentirse aceptado, en medio de una sociedad que en muchas ocasiones excluye y etiqueta por tu condición social o física.

Nada más lejos de esto cuando pudimos observar en el podium a uno de nuestros más apreciados y queridos personajes, José del Carmen Vásquez, el popular Pipa, ese que desde muy joven aprendió el necesario e imprescindible oficio de bombero por allá cuando aun Miguel Ángel Lozada, con su habilidad lingüística, pero más empresarial, logro atraerlo a su prometedor negocio de la gasolina, y que luego de su fallecimiento, su hija Carmen asume y administra hasta el presente, donde este humilde hombre se hizo de confianza por su carácter responsable, sello que era fundamental para el viejo Lozada.

Así que en esta ocasión tan especial le tocó ser orador del orden en la sesión especial que, con motivo del día del trabajador, realizó el Concejo Municipal y la Alcaldía de Carache. Pero más por ser quien es como persona, pues también le preceden Valentina, mujer de luchas y rezandera de oficio, y decir del icono y gloria del deporte Alberto Márquez,  «El Pillo», ellos que más allá de toda vanidad, son emblema que realzan junto a Arístides, otro vecino, a una comunidad como La Pandita. O tendrías. La que es una misma historia con el  Samán del Adiós, centenario de las despedidas, por eso el homenaje a nuestro querido pipa, no puede pasar desapercibido, pues cuando contribuimos con el progreso de Carache también contribuimos con su historia y en ella  está la verdadera inmortalidad de hombre, no importa el tamaño de su obra sino el contenido  humanístico. Honor a quien honor merece.

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