Por José Gregorio Torres
Cuando San Juan Bautista llegó a Carache, en el año de nuestro señor Jesucristo de 1653, traído por el alférez y encomendero de Hato Viejo, Hernando Terán, seguramente los días previos a su llegada ya las bandadas de mariposas en mayo, se preparaban para el gran recibimiento, y cubren los cielos del valle con su aletear formando en el cielo figuras de ángeles y produciendo sonidos semejantes a notas musicales que se conjugan con los repiques de campanas armónicas anunciando la llegada de la nueva imagen del canilla lisa, su origen Andaluz le da características propias que va más allá de la veneración y el respeto por ser el hombre más grande nacido de mujer, es recibido por los indios Kuikas, y los herederos de la segunda generación de colonos quienes ya confundidos con los nativos bajo el palio de la madre iglesia católica, preparan la fiesta del recibimiento. Pues es el Patrón que llega para convertirse en el protector de este valle, el cual lleva su nombre, pues así nació el pueblo de Carache, bajo la protección de San Juan Bautista
Es el precursor del mesías, de Jesús el Cristo, y cada año los 24 de junio se celebra su nacimiento, y es costumbre del carachero sanjuanero, recordar está fecha y con ella la llegada de la imagen realizada diestramente por las manos de un maestro artesano, que con igual inspiración logró esta hermosa talla policromada cubierta en hojillas de oro, para la veneración y fortalecimiento de la fe, y serán las mariposas amarillas bajadas de los cerros y campos aledaños la señal inequívoca de que la alegría y el colorido de sus fiestas serán por siempre símbolo que enaltece y reverencia a tan majestuosa figura del evangelio.
Ya para finales del siglo pasado se reducirán las bandadas de mariposas, pues el uso de pesticidas e insecticidas, se ha convertido en el peor enemigo de estas gentiles e inofensivas criaturas de la naturaleza, que no han podido sobrevivir a este ataque desigual e inevitable y aunque algunas de ellas durante la pandemia reaparecieron, no por mucho tiempo se mostraron algunas de ellas qué bajadas de las montañas de Santo Domingo y Loma de San Juan, anunciaban las vísperas de las festividades del Santo Patrón que hoy acompaña sus recorridos por todos los caseríos y sectores de la parroquia, ya son trescientos setenta y un años (371) los que se cumplen de la llegada de esta hermosa imagen, y no podemos dejar de recordar las mariposas de San Juan. Menos sus milagros, pues dicen que cuando se construía su actual templo ya tarde de la noche se escuchaban voces y ruidos de gente trabajando en la obra y que al día siguiente se encontraba los pies de la imagen llena de mezcla de cemento, o la costumbre de llevarlo al río en caso de sequías y luego de bañarlo la lluvia llegaba como un verdadero milagro. Así es la historia de nuestro San Juan y sus bandadas de mariposas.

