Por José Gregorio Torres
Durante cien años, la historia trujillana mantuvo bajo perfil un acontecimiento que, si bien para muchos carece de importancia por ignorancia, la realidad, su relevancia y la necesidad de su promoción se han convertido, para los caracheros y trujillanos, en un elemento esencial para su rescate y realce cultural. Esto ocurre en medio de tantas carencias prioritarias que ha venido arrastrando el pueblo de Carache. Pero es precisamente por estas carencias que los caracheros visionarios y conscientes hemos tomado como bandera de lucha y de reclamo estos acontecimientos históricos y culturales que nos unen, con la conciencia plena de que las luchas donde se sacrifican vidas por una causa justa deben continuar. Buscamos con ello reforzar los proyectos colectivos, que al final son las causas más nobles a las que el hombre debe sumarse y entregarse enteramente, sin diferencias políticas ni de ningún otro tipo.

Hace 212 años, hoy recordamos el significado de la Campaña Admirable, el sacrificio de nuestros padres libertadores, aquellos que, junto al Genio de América, Simón Bolívar, se encargaron de legarnos el germen y el gen de la Independencia. Esta independencia hoy continúa recorriendo nuestro cuerpo junto al espíritu libertario, como un verdadero y necesario virus independentista y democrático. En esta gesta libertaria, que tuvo su necesaria acción en el pueblo de Carache, se hizo posible que se incluyera en la lista de los pueblos que abrazaron el Grito de la Amable Libertad, incluso antes del nacimiento del mismo Libertador. Pero desde las altas montañas del Cusco, llega por estos viejos caminos de América del Sur, inspirado por el gran e inmortal Túpac Amaru, y que en Carache tuvo su repercusión en el liderazgo del cura doctrinero Joseph Nicolás Pérez. Él, junto a una turba de indios nativos de la etnia Cuicas, el 14 de agosto del año 1781, se enfrentó al cobrador de la Real Renta del Tabaco, obligando a los realistas a salir de los predios de Carache, al grito de «¡Una Amable Libertad!».

Hoy, y desde el año 1963, se viene repitiendo esa célebre batalla de Agua de Obispo, que, inspirada e impulsada por el gran historiador y cronista de Valera, profesor Juan de Dios Sánchez, fue retomada con disposición y conciencia en el año 2002. Esto se hizo mediante una Resolución de Cámara de la Municipalidad y reforzado con el decreto del entonces alcalde Miguel Rincón. Se conmemora y celebra esta gesta independentista que, al mando del joven neogranadino Atanasio Girardot, logró un hecho de gran importancia. El propio Bolívar lo reafirma en su entrada triunfante a Caracas, y Oleary lo refrenda en sus memorias, rescatando del olvido el título otorgado a los defensores de la patria en Carache, llamando Libertadores de Carache a quienes formaron parte de esta gesta emancipadora. Recuerdo, con este hecho, que el primer Orador de Orden para esa ocasión fue designado el profesor Juan de Dios Sánchez, quien, por mérito propio, desde el púlpito municipal y en el marco de la inauguración del Himno del municipio Carache, hizo una extraordinaria apología literaria de este acontecimiento.
Cortesía de José Gregorio Torres, Cronista Sentimental de Carache.